miércoles, 22 de agosto de 2007

San Expedito no se ganó la placa.

El 10 de noviembre del 2005, Margarita O. se sentó frente a la imagen de San Expedito y, confiando en su fama de "milagroso", le pidió que D. no la dejará.

Era un miércoles soleado y la gruta del santo estaba casi vacía. Dos mujeres de edad encendían velas a los pies de la figura de yeso. Margarita O. no le llevó nada. Le pareció que pegarse el pique hasta Reñaca era más que suficiente.

En una de las cientos de placas de agradecimiento por "favor concedido", Fernando daba las gracias por traerle de regreso a su mujer. Margarita O. le prometió una dedicatoria mucho más linda si es que le echaba una mano y rezó con más fe.
Eso dice ella...

El 11 de noviembre del 2005, D. le pidió un tiempo. Fue la última vez que Margarita O. lo vio.

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